Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. - 1 Corintios 11:26.
Haced esto en memoria de mí. - Lucas 22:19.
Acuérdate de Jesucristo... resucitado de los muertos. - 2 Timoteo 2:8.
La memoria es una maravillosa facultad. Sin ella, ¿qué sería nuestra vida? Hay circunstancias, y aun palabras, que nos impactan tan profundamente que jamás las olvidamos. Por ejemplo, ¿cómo olvidar el momento en que comprendimos y aceptamos la salvación que Dios nos ofrece gratuitamente en Cristo, el gozo del perdón y la dicha que procura la certeza de poseer la vida eterna? Por eso, somos exhortados a recordar al Señor Jesús, quien por tan gran precio obtuvo estas gracias para nosotros.
La Palabra de Dios nos invita a ofrecer siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan el nombre de Jesús (Hebreos 13:15). Es lo que hacen colectivamente los cristianos cuando se reúnen para adorar; porque el culto consiste en ofrecer a Dios lo que se le debe: el agradecimiento y la alabanza por lo que él es y por lo que hizo por nosotros. Esto es conforme al deseo de Dios. El Padre busca verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24).
Cristianos, no perdamos la oportunidades para recordar al Señor Jesús. proclamemos que murió y resucitó por nosotros, que ahora está sentado a la diestra de Dios (Marcos 14:62) y que pronto vendrá a buscar a los suyos para introducirlos en la casa del Padre.
¡Cuán maravillosos temas de alabanza!.