»
Inicio » Reflexiones Bíblicas


Nuestro corazón

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón. - Jeremías 17:9-10.

La Palabra de Dios afirma que el corazón humano es engañoso. En realidad el ser humano pecador no sólo engaña a su prójimo, sino hasta cierto punto a sí mismo.

Por ejemplo, cuando se acusa a una persona por haber hecho algo incorrecto, ella puede: –tratar de disculparse haciendo valer sus buenas intenciones; –culpar a otro para librarse de la acusación; –explicar que hoy las reglas de convivencia son diferentes y las cosas ya no se juzgan con la misma estrechez de antes; –no considerar una mentira o un pequeño hurto como un pecado, hasta que el perjudicado la convenza de su error.

Dios afirma expresamente que el corazón humano es engañoso e incorregible. No sirve querer mejorarlo con el propio esfuerzo. Cualquier tentativa en ese sentido está destinada a fracasar.

Dios es quien examina el corazón. Nada se puede ocultar a Aquel que conoce los motivos y pensamientos de su criatura. Lo único que el ser humano puede hacer en esta situación es reconocerse pecador y confesar sinceramente su maldad. Dios lo perdonará y le otorgará una nueva naturaleza, cuando éste crea en la obra expiatoria del Señor Jesús en la cruz del Calvario, donde cargó con todos los pecados de la humanidad.

Si alguno está en Cristo es una nueva creación; las cosas viejas pasaron ya… todo se ha hecho nuevo” (2 Corintios 5:17, VM).