Con otras muchas palabras (Pedro) testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. - Hechos 2:40.
Nuestro Señor Jesucristo… se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo. - Gálatas 1:3-4.
Rentabilidad, competitividad y globalización son palabras mayores en el mundo de los negocios. La desenfrenada actividad, que se juzga inevitable en el clima de fuerte competencia, no deja lugar a la reflexión juiciosa y respetuosa de todos. Ciertamente, este afán perjudica los valores fundamentales. Pero no importa –parecen decir muchos–, hay que ir en el sentido de la historia.¿Es posible reaccionar? Sí, pero no queriendo cambiar el sistema del mundo, sino cambiando uno mismo. Ante todo, la Biblia no da una solución general, sino una individual, la que de hecho es una ruptura con las ideas recibidas.
En lugar de calcar su vida de las modas del día, el hombre debe dar prioridad a la búsqueda de la verdad, una verdad que no puede venir de él. Es, pues, necesariamente revelada, porque Dios habló y debemos esforzarnos en su gracia para captar su mensaje. Es un deber imperativo. ¿Cómo? Escuchando su Revelación, la Palabra recibida con sumisión y oración.
Entonces la Palabra, al obrar en el corazón, produce esa ruptura llamada conversión. Esa media vuelta nos conduce a Jesucristo. Libera al creyente de la manera de ver del mundo y le da paz, a pesar del mal. Y esta relación vivida con el Señor guardará al creyente que está en medio de ese mundo (Juan 17:14-15).